5.7.10

LA OBRA MAS IMPORTANTE

Por David Talavera

Es normal que el ser humano busque ejemplos a seguir, que proyecten originalidad y que sienten precedentes para las generaciones que vienen detrás. Al escuchar nombres como Le Corbusier, Calatrava, Niemeyer, Gehry o Wright, pensamos en lo lejos que estamos no solo como individuos si no que como país en alcanzar tales niveles de calidad de diseño y originalidad.

Somos como niños viendo a los estudiantes de último año de su colegio, se ven tan lejos. Lo interesante es que al llegar a ese último año y ver hacia atrás, los puntos se conectan más rápido de lo que se creía. Aunque las estadísticas jueguen en contra nuestra a veces, lo más probable es que la mayoría los estudiantes de esta facultad que lean esto van a ser arquitectos en la próxima década. Dejamos de ser estudiantes de una clase para formar parte de un gremio al que pertenecen importantes personajes desde Vitrubio hasta Zaha Hadid.

Cuando lleguemos a cumplir con nuestro objetivo de terminar la Universidad, ¿Qué sigue? ¿Cuál es nuestra siguiente meta? ¿Qué vamos a aportar a la arquitectura de este país y a la mundial? Si nos formamos admirando a maestros como Gaudí, es obligatorio exigirnos excelencia como profesionales. Ser diferentes, pensar más allá y buscar la manera de completar lo que a nuestro criterio contribuya a enriquecer la arquitectura hondureña y la del mundo. Subestimarse es el primer paso para el fracaso. El conformismo sobra en este país, y es el peor cáncer en la población.
Tenemos la vocación de ser diferentes, de hacer de un rubro poco apreciado en nuestra sociedad de hoy, una necesidad en el futuro próximo. Cambiar la manera en que este país ve la arquitectura comenzando por cambiar la manera en la que nosotros mismos nos vemos como arquitectos. El conformismo y la mediocridad son los peores enemigos de quien busca hacer arte.

Saber hacer del arte un producto atractivo en sociedades tan cerradas y difíciles como la nuestra es uno más de los retos que tenemos enfrente. Busquemos ser esos ejemplos para las generaciones futuras en nuestra carrera, ser no solo egresados de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, si no Arquitectos capaces y visionarios que traigan soluciones a los problemas que afectan a nuestro país y que nosotros mejor que nadie conocemos.

Está en nuestras manos ser puntos de referencia en nuestra profesión y buscar un progreso más sólido para nuestro rubro. Hoy como estudiantes llenos de ideas, mañana como profesionales que no solo se conforman con buscar oportunidades si no que se diseñan oportunidades. Acordémonos siempre que la obra más importante, más estable y más hermosa para un arquitecto tiene que ser su persona misma.

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