19.2.10

La Prostituta de Vestido Roto


Escrito Por José Antonio Acosta


Desperté una mañana con el ruido de tu gente, abrí mis ojos y te vi sola vagando en el olvido entre la suciedad y la amargura, rodeada de polvo, rodeada de gente que sin darse cuenta machaban tu vestido destrozandolo más y más, hasta dejar ver tu cuerpo descubierto, lleno de moretones, lleno de lástima, cubierto de llanto, impregnado de dolor.


Simplemente estabas ahí tan triste, te veías tan inutil. Los senderos de tu cuerpo no eran más que caminos burdos que millones pisotearon dejando nada más la pestilencia de sus actos.


Te vi tan demacrada, tan violada y tan cansada.


Querías ser feliz, trataste de limpiar un poco el dolor, pero simplemente no pudiste levantarte. Comenzaste a morir y sin darte cuenta todo lo que estaba encima de ti comenzó a derrumbarse. Mientras más te observaba, más perdida y más triste era tu mirada.


Cada mañana me levanto encontrando esa misma prostituta de vestido roto que llora y gime, que pide ayuda, que se siente triste y que no puede con todo el dolor que lleva por dentro, que sin importar cuanto le paguen tendrá roto el corazón, hecho pedazos por esa gente que rompió su forma y la castigó con crueldad.


Así es nuestra Tegucigalpa la prostituta de vestido roto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este escrito esta más que espectacular, es un medium que me transporta a esos lugares de tegucigalapa que por ser estudiante de ARQUITECTURA de la UNAH debería de concocer, pero que por ser extranjero y por todo lo que el texto nos dice no he podido, pero en realidad, esta buenismo.
Felicidades